Ser cruel conmigo nunca me volvió más productivo.
Tampoco, distraerme de los pensamientos y los hábitos por los que me estanco y retrocedo.
La autoaceptación, darle cabida a lo que me entusiasma producir, valorar y respetar mi originalidad -aunque parte del mercado frunza el ceño-, sí me sirvieron y me sirven para aprovechar mi potencial, sostener decisiones y trabajos, y mantener la persistencia, sobre todo cuando el confort parece darle la espalda a mis convicciones.
Nadie vive dos veces el mismo día.
Nadie más que vos elegirá qué hacer con sus capacidades, su visión, su voluntad.
Tal vez este sea un buen momento para chequear si estás llevando adelante lo que te gusta y deja huella.
Tal vez este sea un excelente instante para revisar si estás siendo cruel con vos y el saldo que ello te deja.